Aunque las cosas han cambiado mucho en los últimos tiempos con respecto al respeto racial, no hay que irse tan lejos para encontrar casos verdaderamente sangrantes en los que el color de la piel de una persona marca por completo su vida.
En Estados Unidos, la segregación racial estuvo normalizada hasta la mitad del siglo pasado, y todavía hoy sigue habiendo mucha polémica por el trato diferenciador que en muchas ocasiones se presta a las personas de raza negra, por no hablar de los descendientes de los nativos americanos, que salvo excepciones, parecen haber desaparecido por completo de la vida pública, como si el país no se enorgulleciera de ellos.
Hay todavía a principios del siglo pasado historias realmente increíbles en torno al tema de la raza y la discriminación, aunque la que vamos a contar hoy tiene que ver más bien con la curiosa situación que se da cuando las personas que solían ser vejadas por el color de su piel consiguen tener el dinero suficiente para ganarse el interés y el respeto de la sociedad. Es la historia de Sarah Rector, conocida ya en su tiempo como la niña de color más rica del mundo, y que tuvo que llevar una vida bastante compleja en su niñez y adolescencia por “culpa” del dinero de su familia.
El gobierno le regaló unas tierras y le concedió la ciudadanía
Como parte de la familia Rector, que compartía sangre nativo americana y afroamericana, la joven Sarah creció en Oklahoma en una época relativamente propicia, puesto que su gente se acogió a un tratado de libertad firmado unos años antes y consiguieron incluso tierras por parte del gobierno, en un intento por congraciarse con aquel Estado que estaba surgiendo.
Igualmente, recibió la ciudadanía, algo que se le concedía muy rara vez a las personas de color. Las tierras, de todas formas, eran bastante improductivas para la labranza y la escasez de dinero en la familia hizo que incluso quisieran deshacerse de ellas… Hasta que una compañía petrolera decidió realizar unas pruebas para ver si podían encontrar algo interesante.
Encontraron petróleo en esas tierras
Y vaya si lo encontraron. La compañía Standart Oil realizó una prospección de prueba para comprobar si en aquellos terrenos podía encontrar petróleo, y dieron conun depósito absolutamente apabullante. El padre de Sarah pasó de tenerlo complicado para pagar los 30 dólares anuales de impuestos por las tierras a ganar más de 300 en un solo día gracias al crudo.
Esto hizo que todos los focos se centraran en su familia, ya que no eran muchas las que habían conseguido hacerse ricas de esa forma y menos desde la posición de su raza diferente. Aquello levantó suspicacias, por supuesto, y mucho más.
Quisieron separarla de sus padres legalmente
Sabiendo que la pequeña Sarah heredaría una gran fortuna al cumplir la mayoría de edad, no fueron pocos los que intentaron separarla de sus padres de forma legal. Y es que en aquella época, una persona de color necesitaba de la ayuda de un hombre blanco para poder realizar diferentes trámites. Es por ello que incluso algunas instituciones del Estado la quisieron enviar con un amigo blanco de la familia, de buena reputación.
Así mismo, los hombres empezaron a interesarse por ella cuando todavía tenía 12 años, buscando llegar a su corazón y sobre todo a su cuenta corriente, y convirtiéndola en una auténtica celebridad que solía aparecer en los periódicos de la época con titulares que hoy serían impensables por su racismo.
Recibió peticiones de mano de muchos hombres blancos
Gracias a su fama y a su fortuna, que heredaría poco después, la joven Sarah pasó toda su adolescencia recibiendo peticiones de mano de hombres blancos llegados desde todo el mundo. Porque no solo los hombres más cercanos conocían de su historia, sino también incluso muchos europeos, especialmente alemanes, que habían oído hablar de ella y buscaban la manera de conquistarla para alcanzar parte de la fortuna que heredó con 18 años.
Más de un millón de dólares que la chica invirtió en diferentes tierras, casas y otras empresas, y que le sirvió para tener una vida realmente holgada, a pesar de que no todo fue tan fácil como podría imaginarse.
Perdió gran parte de su dinero en el crack del 29
El crack del 29, el peor momento económico por el que pasó Estados Unidos en toda su historia, fue también un jarro de agua fría para Rector, que por aquellos tiempos ya tenía 27 años. Perdió buena parte de su fortuna pero gracias a haberla invertido de una manera tan inteligente en su momento, consiguió quedarse aún con dinero suficiente como para vivir más que cómodamente y disfrutar muchísimo de ese dinero.
Se cuenta que en sus años de adultez, Sarah Rector era habitual de fastuosas fiestas e incluso llegó a pagar grandes sumas en multas por exceso de velocidad. Era una mujer negra por todo derecho y una de las pocas ricas que podían comportarse de esa manera.
Compró una casa y vivió en ella hasta que murió con 65 años
Con el dinero que había conseguido años antes, Rector compró una gran casa donde vivió el resto de su vida de manera holgada, incluso permitiéndose algunos caprichos que en la época solo estaban al alcance de unos pocos hombres, la mayoría de ellos blancos.
Disfruto de una vida plena y dejó atrás todos los problemas de su niñez y adolescencia, demostrando ser una mujer capaz de tomar sus propias decisiones y hacer grandes cosas con su dinero. Finalmente murió feliz en Oklahoma a la edad de 65 años, quedando para la posteridad como aquella niña negra rica gracias a los pozos de petróleo de su familia.